Pensé que soñaba
Ayer, soñé que pensaba
y me pensaba, soñando en la Tierra.
Ahí paseaba, en la noche serena,
con gente que pensaba
y se pensaba, serena.
Fuimos a dar a una fuente encantada.
Era del más puro agua
que jamás imaginara.
Alguien llamaba. ¿Era el agua?...
Parecía la ondina que en ella moraba.
Me entré en ella tras la llamada
y presto,
algo me arrastró a la oquedad profunda.
Topé con la reina
de las encantadoras ondinas,
y su sonrisa era la más serena que las
ondinas guardan.
Luminosa en su trono de nácar,
una aureola de luz azul-plateada
le abrazaba,
tiñendo el agua en azul-perfumada.
Sólo lucía y sonreía.
Me alargó una tacita de puro cristal
de estrella
con su filigrana de plata
y bebí del agua que todo lo cura.
Mis sueños se reían y aplaudían,
o eso pensaba
mientras me inclinaba
con suavidad y reverencia.
Volví con la gente serena.
Al tiempo, pensé que soñaba,
o era, ¿soñé que pensaba?.
Primavera 2007
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