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Bastian Bux

Gracias COLOMBIA

Gracias COLOMBIA

Este verano vino a manifestarse en nuestra realidad familiar algo largamente esperado. Ésta aumentó con un nuevo miembro, que ha llegado como un torbellino llega al rincón del jardín donde se amontonan las ramas de la poda y las hojas acumuladas. Muchas cosas dieron un vuelco y muchas otras están siendo recolocadas o eliminadas. Aunque era un proyecto de nuestros primeros tiempos como pareja, no fue hasta que Diego, nuestro hijo biológico, tenía tres años (han pasado diez), que empezamos con los trámites para una posible adopción nacional. Circunstancias familiares un poco especiales y el dilatarse tanto en el tiempo, nos indujo a comenzar los trámites por la vía internacional, ahora hace dos años. Nuevas entrevistas, tests, y sobre todo documentación, sobre posesiones, familia, trabajo, avales de personas relevantes, fotos, en fin, un sinnúmero de pasos, había de llevarnos a ser seleccionados como posibles adoptantes de un chiquillo colombiano, después de haber elegido nosotros este país.

Nos desplazamos a Bogotá a mediados de julio y el 19 nos fue entregado en Medellín el que iba a ser el nuevo hijo y hermano, Jhon Wilmar. Un chiquillo menudo, compacto, de ojos vivos y luminosos, aunque con una sombra de tristeza;  irrumpió con un ramo de flores y toda la energía de sus ocho años en la sala del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (la institución que vela por los niños en este país). 

El día 20 de julio, Fiesta Nacional de Colombia y en una “manga” (césped o tasca) al lado de un cafetal, siguiendo los consejos de QUIEN SABE, hicimos una pequeña ceremonia familiar de recibimiento al nuevo miembro de la familia y de agradecimiento a América y en especial a Colombia por la confianza que depositaba en nosotros al entregarnos para su educación a uno de sus hijos.

El proceso administrativo fue sencillo y la estancia agradabilísima. Ya había aprendido que cuando pones en marcha la voluntad, la energía universal fluye a favor de la consecución de los objetivos. En esta ocasión también se produjo, favorecida por sutiles ayudas y sincronicidades que hacían más sencillo y atractiva la situación. Casi de continuo se percibía que los ángeles que nos habían puesto para la ocasión nuestras amistades de trabajo espiritual, iban despejando cualquier inconveniente, seguramente más de lo que imaginamos.

La llegada de Jhon ha venido a ser como la varilla de vidrio en un vaso de precipitados. De pronto, lo que estaba posado en el fondo comienza a hacerse notorio al agitarse la mezcla. Comportamientos impensables se manifiestan, permitiendo hacernos conscientes de cosas que debían ser conocidas para poder encauzarlas, corregirlas o directamente trasmutarlas.

Dice el adagio ocultista “Cuando el aspirante está preparado, aparece el maestro”, y así nos ha sucedido a nosotros. Jhon ha llegado no cuando sabíamos educarlo, sino cuando podíamos aprender a manejar las situaciones que provoca un chiquillo que ha tenido una vida corta pero muy dura, violenta, acostumbrado a buscarse la vida, con poca disciplina y demasiadas horas de televisión, sin posesiones, sin raíces, por lo tanto con mentalidad egoísta, sintiéndose aún, de paso. Todos estos detalles no son negativos, son lo que hay; su vida, su experiencia y a pesar de todas esas circunstancias un corazón enorme, lleno de generosidad, de cariño. Un niño con gran capacidad de aprendizaje, de trabajo y con muchos valores sólidos que se asoman con facilidad y que acabarán manifestándose de forma permanente conforme crezca su autoestima, su estabilidad física y emocional.

Así se abrió en nuestra vida una nueva etapa de aprendizaje y sobre todo de crecimiento. Sólo nos queda reiterar nuestro agradecimiento a todas las personas e instituciones de aquí y de allí que han hecho posible que nos reencontráramos. Resaltar el trato dulce y educado de cada una de las personas colombianas con las que fuimos coincidiendo haciendo que nos sintiéramos bien acogidos. Percibimos un pueblo muy trabajador, un paisaje atractivo y una naturaleza pujante, todo ello los llevará a superar, espero más pronto que tarde, sus problemas internos y a alcanzar como pueblo y como país TODO LO QUE MERECE.

Otoño de 2006

bastian.bux@terra.es

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